martes, 12 de febrero de 2013

misión imposible (I)


El ángel bosteza
como se yergue una columna de humo negro.
Escupe luego su anuncio luminoso:
"Factoría de Milagros"
que sitúa en lo más alto de una montaña de estiércol.

Seis segundos de trabajo. Al séptimo, descansa,
de acuerdo con la costumbre de su Casa Grande.

Comienza su andadura transformando
buitres en palomas
y repugnantes roedores en adorables mininos
listos para la adopción.

Realiza experimentos con los perros famélicos
y consigue pura sangres de elegante zancada.

Llegado el momento, secuestra al primer niño -uno pobre y andrajoso-
y lo convierte en un auténtico escritorio estilo Luis XV
que deja en la puerta de su chabola miserable
sobre una alfombra persa.

Acto seguido, come sin apetito y absorbe el caro espíritu de un cisne,
fuma alegremente y, antes de acostarse,
se pega varios tiros en las sienes con la pistola de su padre.

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