domingo, 17 de febrero de 2013

¡siente! (fuego)


misión imposible (III)


Corazón de plata,
el mensajero
¡siente!

Ligero, sube al andamio y trabaja en su gloria
toda la jornada.

Y nadie le venera,
ningún esclavo cae
de hinojos, abraza el suelo, lo limpia con sus besos,
se postra ante su ascenso al alza que delira.

Uno niega varias veces -tres-
haber sido conmocionado testigo,
privilegiado observador de la catástrofe,
y no presenta un nombre familiar.

Los hombres evitan la liturgia, oscurecen la fama
del reino, rechazan el poder,
el vínculo,
mantienen su boicot al manifiesto.

Corazón más grande,
él, ¡siente!
en beneficio del padre que dormita reconstruyendo su espíritu.

Hay gente hermosa, discreta gente
hermosa que sustenta columnas,
elegantes ramas.
Damas altivas grabadas con su estirpe de mirada felina,
belleza oscura y movimiento grave.

Cumple su tiempo, preso de amor,
cruelmente atado a su salario indigno,
embadurnado de mañanas vírgenes, víctima de un alma
tan pura como el fuego.





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