jueves, 6 de febrero de 2014

sin (re)conocimiento


Retiene en la memoria el simple resurgir de una estrella, con su temperamento.
Dice: así es la estrella. De gran corazón, fósforo e infierno (Fósforo e Infierno).

Se hizo así la casa deshojada, se le cayó el otoño encima, encima se le vino el día de mañana
y fracasó a su manera, del porche al grumo de estilo colonial. Del pedestal al cuello balanceante.
La casa era magnífico retoño. Y la casa escribía panegíricos, ladraba con su labia y con su labio.

Luego se la vendió a un navegante que siempre estaba hundido (nada personal)
y olvidó algunas frases, otros temores. Aparecieron grietas
nimias de momento, lápidas ajadas en los archivos del distrito;
como recordaba varias instalaciones sucesivas no le dio importancia.
Es un error común, despreciable, pensó

Pero no se permitía un negocio redondo. Refractaria al contrato; ya, a la visita guiada,
cuando sacaba a relucir sus fantasmas
encadenados a un ritmo de viejas calderas, puertas y ventanas tensas como cerraduras.
Servicial, el viento aseguraba su intendencia acústica,
la lluvia se dejaba (escapar)

Retiene el nombre de la estrella y se conforma. No es poco. El nombre de una estrella
es un extraño libro, un testamento nuevo como un evangelio insolente. Todos sabían
que la estrella era dios, dijo el sacerdote al final del primer acto.

Parece ser que tuvo algún simple tropiezo, sucedió lo imprevisto y la estrella con su traje de nova
salió al balcón que daba al trecho de la Vía Láctea y perdió pie.
Pero en la casa se tomaba el té y nadie protestó.

Dice (más tarde): la nieve no me deja ver, no puede verme.
Y se acerca al telescopio para encontrarse con quién. En serio (en serie). Una revelación.

El llanto consternaba al vecindario, la epidemia fuerte. No podían venderse las mansiones
alineadas a lo largo de la avenida que llegaba hasta los árboles: antes, sollozaban las manos.
La casa que yacía vacía como estaba. Qué vacía sin número, ¡ah!, ni buzón ni encanto,
camino empedrado, cerca pintada... No se acercaban los niños.

La estrella puede verse sobre la casa en llamas,
como puede reconocerse de palabra el futuro, formando un corazón de luz fluorescente. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores